Cómo empezar a leer la Biblia: 5 consejos prácticos
¿Alguna vez has sentido el deseo profundo de abrir la Biblia, pero te has detenido porque no sabes por dónde empezar? Quizás la has mirado en tu estante, has sentido curiosidad por sus páginas, pero su extensión te ha intimidado. Si es así, quiero que sepas algo importante: no estás solo en ese sentimiento. Miles de personas cada día en Perú y el mundo enfrentan ese mismo dilema, deseando conectar con la Palabra de Dios pero sin saber cuál es el primer paso.
La Biblia no es simplemente un libro; es una biblioteca completa de 66 libros, escritos en épocas distintas, con estilos diferentes y en contextos muy variados. Imagina entrar a una biblioteca inmensa y decidir leer los libros uno tras otro, sin orden ni guía. ¡Sería abrumador! Por eso, muchas personas abren la Biblia desde Génesis, con toda la ilusión del mundo, pero al llegar a los primeros libros del Antiguo Testamento se desaniman y piensan: «Esto es imposible de entender».
Pero la buena noticia es esta: iniciar este viaje de lectura es más sencillo y gratificante de lo que imaginas. En la Liga Bíblica del Perú, nuestra misión es ayudarte a conectar con la Palabra de Dios de una manera transformadora. Por eso, hemos preparado estos cinco consejos prácticos para que comiences hoy mismo tu camino de lectura bíblica, sin presiones, sin culpa, solo con el deseo genuino de conocer más a Dios.
1. Comienza con una oración
Antes de leer la primera palabra, haz una pausa. Respira profundo. Y habla con Dios. Este no es un consejo religioso vacío; es el fundamento de toda lectura bíblica auténtica. Pídele a Dios que te dé sabiduría, entendimiento y un corazón dispuesto para recibir su mensaje.
No se trata solo de leer un texto antiguo, sino de entrar en un diálogo íntimo con su Autor. Una oración sencilla como: «Señor, abre mi entendimiento para comprender tu Palabra y transforma mi corazón con lo que lea hoy», puede cambiar por completo tu experiencia de lectura. Cuando oramos antes de estudiar, le mostramos a Dios que somos humildes y deseamos su ayuda y guía. Este simple acto transforma la lectura de información en revelación personal.
La Biblia misma nos enseña que «Así que la fe es el resultado de oír el mensaje. La gente oye el mensaje cuando alguien le habla de Cristo.» (Romanos 10:17). Cuando nos acercamos a las Escrituras con fe y oración, estamos preparando nuestro corazón para recibir lo que Dios quiere decirnos específicamente a nosotros, en nuestra situación actual.
2. Empieza por los Evangelios
Aunque puede ser tentador empezar por Génesis, el principio cronológico no siempre es el mejor punto de partida para nuevos lectores. Te recomendamos firmemente comenzar por los Evangelios: Mateo, Marcos, Lucas y, especialmente, el Evangelio de Juan.
¿Por qué? Porque estos cuatro libros son el corazón palpitante del Nuevo Testamento. Narran la vida, las enseñanzas, los milagros, la muerte y la resurrección de Jesús. Al conocer a Jesús primero, tendrás la clave maestra para entender el resto de las Escrituras. Todo el Antiguo Testamento apunta hacia Él, y todo el Nuevo Testamento fluye desde Él. Comenzar con Juan es como encender una luz antes de explorar una casa: de repente, todo lo demás cobra sentido.
Juan escribe con un propósito claro: «Sin embargo, estas se escribieron para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengan vida por medio de él.» (Juan 20:31). Es un evangelio especialmente diseñado para ayudarte a conocer y creer en Jesús.
3. Establece un plan de lectura realista
Aquí está una de las verdades más liberadoras sobre la lectura bíblica: no necesitas leer horas cada día para conectar con la Biblia. Es mejor ser constante que intenso. Muchos creyentes nuevos se proponen metas ambiciosas, pero luego se sienten abrumados y abandonan el hábito por completo.
Empieza con un plan sencillo y alcanzable: un capítulo al día, o dedicar simplemente 15-20 minutos a la lectura. La clave está en ser consistente, no en la cantidad que leas. Es mejor leer un poco cada día que leer mucho una vez por semana.
Elige un momento del día que funcione para ti y un lugar donde puedas estar tranquilo: quizás por la mañana antes de que empiece el ajetreo del día, durante un descanso del trabajo, o antes de dormir. Establecer un tiempo definido incorpora la lectura de la Biblia a tu rutina diaria, como lavarte los dientes o desayunar.
4. Anota tus reflexiones
Ten siempre a la mano un cuaderno, un diario, o incluso tu teléfono mientras lees. Anotar no es opcional; es una herramienta poderosa para procesar y recordar lo que aprendes. Escribe los versículos que te impactan, las preguntas que surgen en tu mente, y las ideas que Dios pone en tu corazón.
Después de cada lectura, hazte estas preguntas reflexivas: ¿Qué me dice este pasaje sobre Dios? ¿Qué me enseña sobre mí mismo? ¿Hay alguna promesa que pueda reclamar? ¿Hay algún ejemplo que seguir o evitar? ¿Cómo puedo poner en práctica lo que he leído hoy?
Ponte una meta personal y concreta basada en lo que lees. Por ejemplo, si lees sobre el amor al prójimo, decide específicamente a quién vas a mostrar amor ese día. Si lees sobre el perdón, identifica a alguien a quien necesitas perdonar. Este ejercicio convierte la lectura pasiva en meditación activa, y la información en transformación.
5. No te desanimes con los pasajes difíciles
En tu recorrido por las Escrituras, inevitablemente encontrarás libros o pasajes que son más difíciles de entender, como algunos libros del Antiguo Testamento, genealogías, o profecías complejas. Cuando llegues a estos pasajes, no te rindas ni te sientas frustrado. La Biblia es un libro que se estudia, se disfruta y se descubre a lo largo de toda la vida.
Una estrategia útil es alternar la lectura de libros más densos con porciones de los Salmos o Proverbios. Estos libros ofrecen consuelo inmediato, sabiduría práctica para el día a día, y son fáciles de entender. Los Salmos, especialmente, son como medicina para el alma: puedes leerlos en cualquier momento, en cualquier estado emocional, y siempre encontrarás algo que resuene con tu corazón.
Recuerda que incluso los pasajes que no entiendes completamente están cumpliendo un propósito en tu vida. Como dice Isaías 55:11, la Palabra de Dios no vuelve vacía, sino que hace aquello para lo cual fue enviada. A veces, un versículo que hoy no entiendes será exactamente lo que necesites recordar en una situación futura.
Conclusión: Da el primer paso hoy
Empezar a leer la Biblia es dar el primer paso en la aventura más extraordinaria de todas: conocer personalmente al Dios que te creó, te ama y tiene un propósito maravilloso para tu vida. No se trata de cumplir una meta religiosa ni de alcanzar cierto número de capítulos. Se trata de nutrir tu espíritu diariamente con la verdad que transforma vidas.
La Palabra de Dios tiene el poder de darte esperanza en medio de las dificultades, sabiduría en momentos de confusión, paz cuando todo parece caótico, y dirección cuando no sabes qué camino tomar. Pero ese poder solo se activa cuando abres sus páginas con humildad, fe y expectativa.
En la Liga Bíblica del Perú, entendemos que este viaje puede parecer intimidante al principio, pero también sabemos por experiencia que es el viaje más gratificante que puedes emprender. Contamos con recursos y programas de estudio bíblico como nuestro «Proyecto Felipe», diseñados específicamente para acompañarte paso a paso en el entendimiento de las Escrituras.
Te animamos a dar ese paso de fe hoy. Elige uno de estos cinco consejos, busca tu Biblia (o descarga una aplicación bíblica si no tienes una física), y deja que la Palabra de Dios comience a transformar tu vida desde adentro hacia afuera. Como dice el salmista: «Tu palabra es lámpara que guía mis pasos; luz que alumbra mi camino.» (Salmo 119:105).
¿Tienes algún otro consejo para quienes empiezan a leer la Biblia? ¿Cuál ha sido tu experiencia al descubrir las Escrituras? Compártelo en los comentarios. Queremos aprender juntos y animarnos mutuamente en este hermoso camino de fe.